La selección argentina está llena de buenos jugadores, pero ninguno representa tanto el carácter de la albiceleste como Luis Scola. El corazón del jugador de los Rockets es casi tan grande como su talento. Sólo así se entiende que un hombre de de apenas dos metros de altura haya llegado a triunfar en la NBA.

A Scola le costó abrirse camino en el mundo del baloncesto. Sus inicios no fueron sencillos para un tipo que nunca fue el «mejor de la clase». Él suplía su carencia física con trabajo y esfuerzo y así logró llamar la atención del TAU en 1998. El club vitoriano le cedió a Gijón para que se fogueara y fuera acoplando su cuerpo y sus movimientos al exigente ritmo de la liga española.

Apenas dos años le hicieron falta para que Ivanovic le reclamara en la primera plantilla del club vitoriano, donde fue elegido mejor debutante de la liga ACB. A partir de entonces, comenzaron a lloverle los éxitos: Copa del Rey, Liga ACB, el oro olímpico... y un solo lunar. La Euroliga. El título que tantas veces tuvo al alcance de la mano y que siempre se le resistió.

Tras colgarse la medalla de oro en Atenas, Scola comenzó a sopesar el hecho de marcharse a la NBA, algo que decidió finalmente en 2007. Lo hizo de la mano de los Houston Rockets, que habían adquirido sus derechos de los San Antonio Spurs, el mismo equipo que se ha hecho con los servicios de Tiago Splitter este verano.

Scola encontró en Yao Ming al compañero perfecto para evolucionar, dando muestras desde el principio de que su corazón indomable no iba a encontrar obstáculos en la NBA. Su capacidad reboteadora y su actitud defensiva, le llevaron a integrar el quinteto ideal de los novatos de esa temporada.

Desde entonces, los números de Scola no han hecho más que crecer y su prestigio se ha ido haciendo más grande a cada partido. En Argentina estará rodeado de grandes jugadores como Delfino, Nocioni o Quinteros. Todos ellos excelentes jugadores, que reconocen en Scola a su líder natural. El corazón de un equipo que, a pesar de las ausencias, quiere volver a dar guerra a los favoritos.