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Diego Martín Forlán Corazo
- Edad:
- 31
- Fecha de nacimiento:
- 19/05/1979
- Estatura y peso:
- 1.72m 75 kg
- Demarcación:
- Delantero
- Club:
- At. Madrid
- Número internacionalidades:
- 69
Velocidad | 9/10 | |
---|---|---|
Regate | 7/10 | |
Remate | 10/10 | |
Visión de juego | 7/10 |
- Estadísticas en el mundial
-
- Partidos jugados:
- 7
- Partidos titular:
- 7
- Partidos suplente:
- 0
- Minutos:
- 688
- Goles:
- 5
- Goles penalti:
- 1
- Asistencias:
- 14
- Tarjetas amarillas:
- 0
- Tarjetas rojas:
- 0
Su calidad ha dado caché a una selección uruguaya que ya no vive el esplendor en la hierba de la primera mitad del siglo pasado, cuando conquistó los dos Mundiales que la instauraron en la jerarquía de este deporte
Es un goleador porque siente el egoísmo de los rematadores. Es eficiente porque sabe que el único rendimiento de un delantero es el gol. Nació en un ambiente de fútbol y quiso ser tenista. Diego Forlán (Montevideo, 19-5-79) le pegaba bien a la bola, hasta que se impuso la tradición familiar. Hijo del futbolista Pablo Forlán y nieto del director técnico de la selección uruguaya en el Mundial 62, Juan Carlos Corazo, "el Rubio" decidió a los diez años que quería hacer historia con el balón.
Militó en las divisiones inferiores del Peñarol y del Danubio uruguayos, pero su país se le quedaba pequeño para triunfar. El camino del éxito comenzaba en Argentina. Fichó por Independiente a los 18 años, en 1998. Allí moldeó su estilo. Tenía un potente disparo, colocaba bien la pelota en cualquier situación y se anticipaba a las defensa. Ferguson "vini, vidi et vinci". Dijo: "Ese rubio debe venir al Manchester". Firmó en el año 2001.
No le fue bien en la etapa inglesa. Estuvo tres temporadas en las que nunca fue titular indiscutible. Ganó la Liga y la Copa 2003, pero había demasiado fútbol aéreo y no recibía los pases rasos que él requería para enseñar el poderío de su cañón. Diecisiete "goals" en noventa y ocho partidos fueron un discreto bagaje. El Villarreal quiso demostrar que su potencial estaba capitidisminuido.
Bota de Oro
El submarino le contrató en 2004 y le elevó a la superficie de los grandes cazadores del área. Pichichi y Bota de Oro en la campaña de su estreno español, con 25 dianas en la Liga, disfrutó de la fiesta amarilla en las copas europeas.
El Atlético le había echado el ojo. El club madrileño necesitaba un hombre de su eficacia para volver a ser grande. Al cabo de tres campañas en Castellón, con 59 tantos en 125 encuentros, el 1 de julio de 2007 llegó al Calderón con el objetivo de recuperar los éxitos rojiblancos. En Madrid ha alcanzado la cumbre de su carrera. En 2009 celebró su segunda Bota de Oro, con 32 aciertos en 33 jornadas. Ha disputado la Liga de Campeones en dos ocasiones, tras trece años de ausencia de la entidad del Manzanares. Y ha brillado con su equipo en la Copa y en la Liga Europa.
Su calidad ha dado caché a una selección uruguaya que ya no vive el esplendor en la hierba de la primera mitad del siglo pasado, cuando conquistó los dos Mundiales que la instauraron en la jerarquía de este deporte. Debutó con la celeste en el Mundial 2002, con un empate a tres ante Senegal. Marcó uno de los tantos. En aquella cita vivió junto al francés Djorkaeff un momento para el recuerdo: los dos jugadores repuitieron el duelo que sus padres, Pablo Forlán y Jean Djorkaeff, mantuvieron en el Uruguay-Francia del Mundial 66.
Destacó en la Copa de América 2004 -Uruguay quedó tercera- y especialmente en la Copa de América 2007, cuando su selección fue cuarta. Clasificó a su país para las semifinales al anotar dos tantos contra Venezuela. Después le tocó la más fea: Brasil. Diego firmó otro gol, pero el 2-2 exigió la prórroga y los penaltis. Erró uno de los lanzamientos. Los brasileños pasaron a la final por 5-4. Ahora, en Suráfrica, Forlán buscará el último lucimiento con la camiseta nacional. Una despedida acorde a su nivel.
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