Beau Brummel era un noble inglés que fue considerado el príncipe de la moda en los finales de 1770. Fue un favorito del Príncipe de Gales y pasó a la historia por ser el primer dandy pero, sobre todo, por ser muy afectado con su propio ser. Se cuenta de Lord Brummel que tardaba dos horas en vestirse, que hacía de ello un propio espectáculo al que acudían sus amigos (y el propio Príncipe de Gales) como si fuera una obra de teatro.

Especialmente era esperado el momento de ponerse la corbata. Si Brummel fallaba en el primer intento desechaba la misma y se ponía otra. En ocasiones fallaba hasta diez o veinte veces. Se gustaba mucho, tanto que ese fue el principio de su perdición. Vanidoso y ostentoso en todo, acabó faltando al Príncipe de Gales y ahí se acabó la historia.

Cristiano no es Beau Brummel porque no tiene su elegancia, pero sí su querencia por sí mismo. Es guapo, pero menos de lo que se cree. Es alto, pero menos de lo que se cree. Es fuerte, pero menos de lo que se cree. Es grandísimo futbolista, pero menos de lo que se cree. Hoy por hoy, Messi es mejor pero, sin duda, Ronaldo le anda a la zaga muy cerca, echándole el aliento encima.

Viene a cuento la metáfora de Brummel porque hay muchos analistas que piensan que un Cristiano menos pagado de sí mismo sería mejor futbolista. Tiene su argumentación: no buscaría tanto el protagonismo en el campo, por lo que no chuparía tanto, se asociaría más con sus compañeros y su juego crecería en el colectivo. A pesar de que Valdano diga que su comparación con Messi le hace crecer, es posible que la personalidad de Cristiano, desmesurada en sí mismo, exagere tanto esa motivación que acabe perjudicándole al buscar jugadas imposibles, fuera de contexto.

La piedra angular

Una vez dicho esto, Cristiano es buenisímo. Piedra angular de una Portugal que, eso sí, debería ser más de lo que es teniendo en cuenta los jugadores que tiene: Pepe, Simao, Deco y el propio Cristiano. Suráfrica es la gran oportunidad de Cristiano de acercarse a su gran rival. Es sabido que Lionel tiene más problemas en Argentina que en el Barcelona. Allí no tiene a Xavi o Iniesta y, de hecho, no tiene medio campo solvente que le surta de balones. Cristiano tiene algo más detrás. Además de Simao, siempre buen socio del madridista, cuenta con Tiago, el mismo Deco y la llegada por las banda de Nani, excelente jugador, cada vez más en alza.

Futre por ejemplo es optimista al respecto: "Cristiano está muy bien y lleva un año muy bueno. Se ha adaptado muy bien y está siendo muy importante para su equipo. Si en el Mundial está en buenas condiciones, con los grandes jugadores que tiene Portugal, ¿por qué no vamos a poder luchar por el título?".

Cristiano, efectivamente, va a llegar en buen estado al Mundial. Aunque ha estado lesionado dos meses, fue en los primeros meses del año, lo que le ha permitido llegar al final de temporada más fresco que un jugador que haya estado disputando todos los partidos de un año muy  duro ya que se han comprimido las Ligas al ser año mundialista.

Con un desarrollo físico espectacular, Cristiano tiene una ventaja añadida sobre el resto: los demás van a llegar un tanto castigados mientras que él, que ya es superior en este aspecto, podrá beneficiarse de este aspecto. Con su desparpajo, por no decir chulería, habitual, Ronaldo aseveró que Portugal no debe preocuparse por la falta de gol que ha venido demostrando en la fase de clasificación: "Estoy guardando los goles para el Mundial". Ni siquiera le preocupa la creciente falta de seguridad en Sudáfrica: "Conozco aquello. Es muy bonito y lo van a organizar muy bien. No habrá problemas. Recuerdo que en Portugal 2004 dijeron lo mismo y sin embargo lo hicimos muy bien. Seguro que todo va a ser fantástico".

El mayor problema que se le aparece a Cristiano en el Mundial es el grupo en el que ha caído Portugal, el llamado grupo de la muerte con Brasil, Costa de Marfil y Corea. Del primero no hace falta decir nada, el segundo será durísimo con su poderío físico y los coreanos no paran de correr. Con todo, Portugal confía en Cristiano pero no tanto como él en sí mismo.