Yayá Touré (Sokoura Bouaké, 13 de mayo de 1983, 27 años), potencia física, buena colocación, gran zancada, se ha convertido en la referencia del combinado de Sven Goran Eriksson; un conjunto que espera dar la sorpresa en un grupo coronado por Brasil, con Portugal y Costa de Marfil en la lucha por la segunda posición, y de paso, por ser el más que teórico rival de España en los octavos si 'La Roja' queda primera.

El jugador del Barcelona la pasada temporada -se dice que está muy cerca de fichar por el City de la 'Premier'- es de esos pulmones que se desviven en el centro del campo, combustible diésel. Se mueve sin parar por delante de los centrales, baja, sube... De hecho, goza de una más que decente llegada a la portería contraria, como demostró en la final de Copa de 2009 cuando igualó el encuentro frente al Athletic. Su disparo, en este sentido, suele ir bien encaminado hacia la portería rival.

El 'Balón de Oro' marfileño del pasado ejercicio, sin embargo, tuvo que viajar mucho antes de aterrizar en la Ciudad Condal. Iba para atleta, pero en al escuela de Abdajan le vieron más cualidades para el fútbol, para manejar el esférico. De allí saltó a Bélgica e incluso probó con el Arsenal. Tanto Wegner, el técnico, como Henry, entonces estrella de los 'gunners', quedaron prendados de Touré Yayá -hermano pequeño de Kolo Touré, capitán del City-, pero al final desestimaron su fichaje. Poseía calidad, físico, pero le faltaba carácter para jugar en Inglaterra.

Y se fue a Ucrania. Desde allí, al Mónaco, equipo en el que explotó. En una temporada para olvidar de los franceses (2006-07) fue de los pocos que se salvó. Se hizo un nombre y saltó a España, al Barcelona. Entre medias, disfrutó del Mundial de Alemania, donde jugó los tres encuentros en el estreno de Costa de Marfil en este campeonato. Ahora, su luz, arriba y abajo, tratará de guiar a los 'elefantes' que, de repente, se han quedado huérfanos.