Del Bosque eligió a los 23 mejores jugadores de España durante la recién acabada temporada para que defiendan a La Roja en Sudáfrica, en eso al menos coinciden la gran mayoría de los expertos. Todos y cada uno de los representantes españoles en el Mundial se han ganado el puesto durante un largo año que ha dejado a más de un habitual en las convocatorias fuera de la lista definitiva. Así ha sucedido, por una vez, en la selección española gracias al periodo dorado que vive nuestro fútbol y que permite a Del Bosque elegir entre jugadores de una calidad exquisita y descartar a hombres de la clase de Cazorla, Senna, Güiza o Negredo sin que el equipo se resienta.

En otros combinados nacionales, la necesidad obliga a recurrir a nombres habituales que no han brillado durante la campaña pero que gracias a la ausencia de rivales en su puesto, a las lesiones de compañeros y al rendimiento mostrado en sus partidos internacionales les permiten acudir al campeonato sin que su inclusión genere ningún tipo de polémica. Así, se produce la curiosa situación en la que un jugador puede salvar una gris campaña con una buena actuación en el Mundial, cuando lo normal sería que el torneo pusiera colofón a un gran año y premiara los méritos adquiridos durante diez meses.

Esta situación suele ser normal en selecciones de un nivel medio-bajo, como Japón, en donde Nakamura es la estrella pese a su fracaso en su aventura con el Espanyol. De vez en cuando, esta 'selección al nombre' se da también en equipos de primer nivel. Alemania sufrirá en Sudáfrica esta necesidad de que los clásicos, casi obsoletos, se reivindiquen y saquen a la luz la calidad que escasamente han mostrado a lo largo del año. La ausencia por lesión de Ballack ha dejado a los teutones sin su hombre más carismático, y el siguiente en la lista de jugadores representativos es un Miroslav Klose que pasa por uno de sus momentos profesionales más difíciles.

Tras una campaña olvidado por Van Gaal en el Bayern de Munich y que se ha cerrado con su peor registro goleador de la última década, se da la particularidad de que este campeonato puede introducir al veterano jugador de origen polaco entre los nombres de oro de la historia de los mundiales, ya que opta a convertirse en el máximo goleador en las fases finales del torneo.

Klose participa en su tercer Mundial, al que llega con diez goles en su zurrón, cinco anotados en Corea y Japón y otros cinco en el que su equipo actuó como anfitrión. Si repite en Sudáfrica las cifras anteriores igualará al brasileño Ronaldo como el mejor 'killer' del campeonato. Con cuatro goles alcanzaría a Gerd Müller, mito del fútbol alemán y el delantero con el que se le ha comparado en numerosas ocasiones. Su voracidad anotadora en 2002 y 2006 ayudó a que Alemania obtuviera un subcampeonato y un tercer puesto y espera que en 2010 permita a los de Joachim Löw alcanzar de nuevo al menos las semifinales.

Pese a su prolífica carrera, íntegramente desarrollada en su país y adornada con los títulos logrados principalmente en el Bayern, Klose será recordado por su excelente rendimiento en la vanguardia de la 'Mannschaft'. Sus 48 goles en 94 partidos -con un promedio de un gol cada dos partidos) le sitúan cerca de los 68 del 'Torpedo' Muller, que comanda la lista de goleadores teutones, aunque los 32 años con los que llegará a la cita africana -los cumple el 9 de junio- le alejan de un objetivo tan ambicioso.

Delantero elegante en los movimientos y en la conducción de balón, letal en el remate de cabeza y en el disparo desde el interior del área, Löw confía en Klose para dirigir la ofensiva de su equipo, por delante de otras opciones como Mario Gómez o Lukas Podolski. Llega fresco al Mundial, algo positivo tiene el haber sido más revulsivo que opción inicial en el Bayern, y Alemania le necesita más que nunca para mantener su estatus entre las selecciones más importantes del mundo.