Tras sumar cuarenta años sin llegar a cuartos de final en los Mundiales, Uruguay busca proseguir este viernes su sueño desde el "equilibrio" y "gracias a la tozudez de los jugadores, que han capitalizado las experiencias negativas y dado sustento a las emociones". Lo afirma su técnico, el 'Maestro' Óscar Tabárez, quien confía en el triunfo pero no lo asegura porque "existe cada vez más igualdad y Ghana es fuerte, con buena técnica rápida, joven, organizada y está muy motivada al poder ser la primera selección africana que acaba entre las cuatro primeras de la Copa del Mundo".

Después de haber sido dos veces campeón del mundo, en 1930 y 1950, y otras dos semifinalista, en 1954 y 1970, la Celeste tiene la oportunidad de reverdecer viejos laureles con un equipo compensado en todas sus líneas y dos jugadores peligrosos adelante, Forlán y Luis Suárez. Para este viernes, Tabárez podrá contar con casi todos sus hombres, con excepción del central Godín, con una lesión muscular en la pierna derecha. El entrenador confía en el "potencial de sus atacantes" pero elude cargarles de una responsabilidad especial.

Evita dar al duelo una dimensión histórica para no aumentar la presión. "Ojalá seamos una sorpresa en Sudáfrica pero con unos antecedentes que no tuvieron otras selecciones revelaciones. Algún vínculo tendremos con aquellos grandes campeones", subrayó. Y, como ya hizo Blatter, presidente de la FIFA, se refirió a la "enorme identidad" del pueblo de Uruguay con su selección. "Vivimos muchos años alejados de los títulos pero no por ello dejamos de ser uno de los países con mayor cultura futbolística del mundo", reflexionó.

El técnico charrúa se mostró muy elegante cuando le preguntaron sobre la posibilidad de que el árbitro ayude a los campeones. "No tengo ningún miedo a eso. En la concentración de Kimberly nos han tratado con sensibilidad y amor. Los africanos viven el deporte de forma diferente que quienes creemos en las suspicacias. Hay que mejorar la cultura, no abrir los paraguas ni dramatizar. No hay ningún entrenador que pueda con ningún jugador, ni ningún árbitro que pueda con  un gran equipo". Tampoco tuvo reproche alguno para las vuvuzelas. "Forman un fondo con el que se disputan los partidos pero se callan cuando suenan los himnos".