A rey muerto, rey puesto. Certificado el final de trayecto "humillante" y "vergonzoso" de una generación , y cortada la cabeza de Marcelo Lippi tras asumir toda la responsabilidad del ridículo, Italia se abraza a los encantos de Cesare Prandelli  para recuperar el prestigio tirado por la borda en Sudáfrica.

La llegada del nuevo seleccionador presagia un cambio de estilo, una apuesta por la fantasía. Estaba cantada desde antes del Mundial pero ejecuta de inmediato para encontrar un incentivo, para empezar a hablar de futuro, no sólo del peor rendimiento de la 'Nazionale' en una cita planetaria, según coincidió este viernes la prensa. "Prandelli será nombrado el 1 de julio. Al día siguiente, el Consejo Federal se encargará de establecer las estrategias a repartir", declaró el presidente de la Federación, Giancarlo Abete, en una esperada conferencia de prensa celebrada en la "Casa Azzurri", montada para más pena que gloria en Irene, al sur de Pretoria.

Prandelli, de 52 años, disfrutará de un contrato de cuatro años, hasta el Mundial de Brasil. Ex jugador campeón con la Juventus, entrenó al Parma antes de permanecer cinco años al frente de la Fiorentina (2005-2010). Clasificó dos veces a los 'violetas' para la Liga de Campeones y hace dos años fue elegido el mejor entrenador de la Serie A El alto dirigente del 'calcio' se confesó "estupefacto" tras comprobar que los jugadores fueron "incapaces de dar dos pases seguidos". "Fue un fracaso absoluto ver cómo afrontamos el partido. Ahora hay que volver a empezar y reflexionar sobre nuestra política deportiva. Dar un giro de 180º".

"Caballeros de la vergüenza"

Asumió como un error personal devolver la confianza a Lippi, campeón del mundo hace cuatro años, tras la renuncia de Donadoni después de la Eurocopa en la que los 'azzurri' cayeron en cuartos, por penaltis, ante la España campeona. "Todo el mundo es consciente del peso de la carga que se va a asumir", subrayó. Habló de cambio generacional pero animó a los aficionados a no ser pesimistas. "Tenemos que ser realistas y actuar con determinación", enfatizó. Reconoció que "había señales de alarma" porque "el nivel de competitividad iba bajando".

En la hora del adiós, los jugadores seguían igual de rotos que sobre el campo. "Es francamente una vergüenza", reaccionó Pirlo. "Podíamos hacerlo mejor. No hemos ganado ni un partido... es una gran desilusión. Todo el mundo tiene la culpa. Creo que es el fin de un ciclo porque para muchos será difícil jugar en otro Mundial...", apostilló el centrocampista. "Todos somos responsables. Es una inmensa decepción", coincidió De Rossi.

"Cuando ganamos el Mundial nos habían llamado los 'Caballeros del trabajo'; ahora van a llamarnos 'Caballeros de la vergüenza'. Es normal. Hemos tocado fondo", analizó el discutido Gatusso. Los defensas Zambrotta y  Chiellini también expresaron su inmenso dolor. No se creían terminar colistas de un grupo con Nueva Zelanda, Paraguay y Eslovaquia.