Elecciones 2008 - 9 de Marzo

elecciones 2008

Carta al Sr. Presidente

Rte:

FERNANDO SAVATER

Señora presidenta

Ante todo, deseo muy sinceramente felicitarla por haber resultado elegida para tan alto cargo. Ya era hora de que una mujer tuviese ocasión de demostrar que puede estar por encima de todos los ‘vice-algo’ masculinos del momento. La verdad es que, en vista del panorama a nuestro alrededor, no es difícil pronosticar que seguramente hará buen papel.

Apenas me atrevo a darle consejos, por miedo a estropear tan favorables expectativas. Pero me atrevo a uno, que puede parecer osado o provocativo: haga lo que haga, tras consultarlo y pensarlo debidamente, no tenga ningún miedo a desagradar. Sería una preocupación inútil, un escrúpulo superfluo. Primero, porque cuando se decide algo de verdad (es decir, algo que no sea seguir con la rutina o mantenerse en la ambigüedad) siempre hay que llevar la contraria a alguien. Es imposible, pero sobre todo es indeseable, dar gusto a todo el mundo. A usted la han elegido para que tome decisiones, no para que contemporice a derecha e izquierda.

Además no debe olvidarse de que no todo el mundo tiene razón ni todo puede resolverse con un poco para éstos y otro poco para aquéllos. De modo que sopese los pros y los contras, escuche a los que saben y después… ¡adelante! Eso sí, explique con la mayor claridad posible las razones prácticas y los principios que respaldan su opción. Pero no tiemble cuando después se oigan pataleos: si hubiera hecho lo contrario, o cualquier otra cosa, tampoco habrían faltado los abucheos y las quejas.
Quiero insinuarle, aunque estoy seguro de que lo sabe igual que yo, que lo que cuenta cuando uno ocupa la máxima responsabilidad política es hacer las cosas bien, no el caer a toda costa simpático. Además, España necesita alguien que la trate como a una sociedad de ciudadanos maduros y capaces de reflexión, no como a una horda variopinta de niños caprichosos escapados de mil y una tribus distintas, irreductibles e irreconciliables.

Este país es plural, eso seguro: pero no resulta nada milagroso ni especial, porque todos los colectivos humanos son plurales. También la gente que viaja en un autobús es plural y no lo grita con orgullo reivindicativo a los cuatro vientos. Lo importante en una sociedad no son las diferencias entre sus miembros, que saltan a la vista (en folclore, en gastronomía, en creencias piadosas y sobre todo en el monto de la cuenta corriente), sino su parentesco político esencial: no que vengan de lo diferente, sino que puedan ir a alguna parte juntos.

Y solidarios, ¿eh?, solidarios. Usted mántengase firme en proyectos que igualen los derechos y nos agrupen en torno a objetivos comunes. Y si hay muchos que patalean, pues eso: que pataleen. Cuando amaine la primera sensación de ruido, ya comprobará que no son tantos. ¡Buena suerte!

FERNANDO SAVATER
Catedrático de Filosofía Universidad Complutense