Elecciones 2008 - 9 de Marzo

elecciones 2008

Estampas de un país | LA TELEVISIÓN

Estampas de un páis


La cama y sus alrededores

JON AGIRIANO / CASARRUBIOS DEL MONTE (TOLEDO)

Casi cuatro millones de españoles disfrutan cada noche, después de las noticias, del humor popular de ‘Escenas de matrimonio’, el programa diario de televisión más visto del país.

EL LECHO CONYUGAL. Mary Carmen Ramírez y Manuel Galiana, Paca y Natalio, repasan el guión con el director. / Ignacio Pérez

LOS DATOS

La escena se desarrolla en la cocina. La señora de la casa está sentada a la mesa, con gesto cansado. A su lado, apoyada en la encimera, su asistenta se dispone a cortar unas zanahorias. Va a comenzar la grabación, pero un cámara advierte de la existencia, en mitad del plano, de un punto de luz indeseable. De un francotirador, como dicen los técnicos. Llega de la calle a través de alguna rendija de la pared de ladrillo de los estudios. Un operario lo busca con un folio en blanco y lo encuentra sobre el dintel de una puerta del decorado. El jefe de iluminación coge una escalera y recoloca los focos. El punto de luz desaparece. Los cámaras dan el OK. Todo está preparado. Sobre el escenario se alza entonces la voz de Lucas Larrocha, el ayudante de dirección.

-«Grabamos. Silencio en el plató. Prevenidos. Cinco y acción».

Se escucha una voz en ‘off’ y el sonido de unas llaves al girar en la cerradura, y de una puerta al abrirse. Es un hombre que llega a casa de buen humor, canturreando.
-«Ya estoy a aquí. Ya estoy en casa»-, dice.

Nadie le responde. La señora tuerce el gesto y su asistenta, sonriendo, sigue cortando zanahorias.

-«Ya estoy aquí»-, insiste el hombre. «¿Dónde está mi cosita?».

Girando la vista hacia su marido, que entra en la cocina, la señora de la casa esboza una sonrisa sardónica y suelta un latigazo.

-«¿Tu cosita? ¡Pues como tú no te la encuentres!»

La escena continúa hasta que uno de los actores se traba y Larrocha da la orden de cortar. Desde su puesto en la mesa de control, Pepe Pavón, que sustituye por unos días a Javier Giménez como director de la serie, analiza el material y fija el punto desde el que hay que continuar grabando.

-«Vamos desde el pie de Desislava: ‘No me lo puedo creer’»-, ordena.

El equipo se prepara de nuevo y los actores recomponen el gesto.

-«Grabamos. Silencio en el plató. Prevenidos. Cinco y acción»-, vocea Larrocha.

23 minutos al día

La grabación de ‘Escenas de Matrimonio’, que con casi cuatro millones de espectadores diarios es, de largo, el programa de televisión más visto de España, nunca se detiene. En una vorágine estajanovista, de nueve de la mañana a ocho de la tarde, sesenta personas dan el callo en unos estudios situados en el polígono industrial de la localidad toledana de Casarrubios del Monte, a 50 kilómetros de Madrid. Cada día se graban 23 minutos con cuatro secuencias de cada una de las tres parejas de la serie -los jóvenes, los medianos y los viejos, como les llaman los miembros del equipo- que Telecinco emite al cabo de dos o tres días. Tan escaso margen entre grabación y emisión genera una atmósfera agobiante, pero los profesionales de la productora de José Luis Moreno saben que en televisión las buenas olas hay que cogerlas y exprimirlas al máximo, hasta la orilla. Un éxito no puede desaprovecharse y mucho menos cuando es insospechado.

-«La verdad es que nadie podía imaginar lo que ha sucedido. De hecho, pusieron la serie en verano, que es un cementerio. Y, de repente, damos 5 millones de audiencia. Una barbaridad. Telecinco decide pasar ‘Cámara café’ al domingo y apostar fuerte a ver lo que pasa. Y lo que pasa es que damos 4 millones. E incluso cuando se van Pepa y Avelino y pensamos que esto se acaba, pues resulta que sólo bajamos tres puntos. Ha sido increíble»-, comenta Javier Roldán, productor de la serie.

Roldán está en lo cierto. El éxito de ‘Escenas de matrimonio’, que ya marcha por su tercera temporada e iniciará una cuarta en septiembre, ha sido una sorpresa total. Aunque José Luis Moreno viniera sacando réditos al formato de las parejas echándose los trastos desde 2002, cuando lo introdujo dentro de su programa de variedades ‘Noche de Fiesta’, nadie podía esperar una aceptación semejante a diario y en ‘prime-time’. ¿Dónde está el secreto? La respuesta no es fácil. Son muchos los que critican la vulgaridad populachera de los diálogos, que escriben entre cuatro guionistas, uno de ellos el propio José Luis Moreno. Y tienen su parte de razón. Es muy probable que Billy Wilder, IAL Diamond, Dudley Nichols, Hagar Wilde, Woody Allen o Rafael Azcona hubieran preferido ser condenados a galeras antes que firmar los guiones de la serie. La realidad, sin embargo, demuestra que se trata de un humor efectivo, que en España existe un gran público que disfruta con las gracias de trazo grueso, con los arquetipos disparatados, con los sobreentendidos más simples, al alcance de niños y mayores, con esas réplicas de vodevil que se ven venir a kilómetros de distancia, predecibles como todos los chistes fáciles.

Los actores son otra clave del éxito de esta parodia que lleva las miserias de la convivencia hasta los límites de Buzz Lightyear: el infinito y más allá. Seis de ellos son fijos e irremplazables y no pueden dejar de grabar aunque tengan 40 grados de fiebre. Se trata del gran Manuel Galiana y de Mary Carmen Ramírez (el matrimonio mayor); de David Muro y Soledad Mallol (el mediano); y de Daniel Muriel y Miren Ibarguren (el joven). A ellos se unen Marta Poveda y Miguel Sanz (dos amigos de los jóvenes), Emilia Uutinen (la asistenta) y Jesús Caba (el portero de la comunidad madrileña donde viven los tres matrimonios).

Una tira cómica

David Muro es un actor todoterreno que ha hecho zarzuela, musicales, teatro, cine y televisión. Lo que se ha terciado, vamos. La fama le ha llegado haciendo de marido cuarentón desengañado y desaliñado; un papel al que se dedica «26 horas al día» y por quien sienten debilidad los niños.

-«Esto es una tira cómica, rápida, fresca y apta para todos los públicos. A mí me vienen muchos padres diciéndome que, hasta que no nos ven, sus hijos pequeños no se meten a la cama»-, asegura.

A su lado, Soledad Mallol, antigua integrante del dúo ‘Las Virtudes’, asiente a las palabras de su marido en la ficción. La verdad es que casi sorprende que no discutan también en la realidad.

-«Vamos detrás de las noticias y la gente, después de un día de trabajo y de ver cómo está el mundo, quiere reirse un rato»-, comenta.

Emilia Uutinen, un bellezón rubio de ojos azules y cuerpo de vértigo, es una de las sorpresas de la serie. Interpreta a Desislava, la chacha búlgara, licenciada en Ciencias Exactas y Medicina, de Natalio y Paca. Nacida en Helsinki hace 29 años, Emilia vino a España en 2002 para estudiar baile flamenco y terminó cursando la carrera de Arte Dramático en Madrid. Un casting le cambió la vida el pasado verano.

-«Estoy viviendo algo muy bonito. Yo creo que el formato de sketchs rápidos es básico. Al ser independientes, no importa que un día no lo veas. Te enganchas cuando quieres»-, explica.
‘Escenas de Matrimonio’ también le ha cambiado la vida a Miren Ibarguren, una donostiarra de 26 años que se forjó en la Escuela de Teatro de Rentería y en esa otra escuela que es la eterna serie ‘Goenkale’ de ETB. Su éxito interpretando a Sonia ha sido tan impactante -se ha convertido en una sex-simbol que arrasa en Internet- que hasta tiene miedo de encasillarse. Pero es feliz.

-«Todavía estoy alucinando con lo que me ha pasado»-, reconoce, antes de entrar a la sala de maquillaje.

En el estudio, que dispone de 11 decorados -tres casas completas con un atrezzo Impecable más la vivienda del portero-, la grabación continúa. No puede detenerse. Hay que seguir produciendo. En la cama, Natalio intenta asustar a Paca diciéndole que hay un ratón entre las sábanas. Al principio, ella se asusta, pero luego lo piensa mejor y le dice que no, que un ratón no podría sobrevivir al olor de sus pies. Natalio le recuerda que a los ratones les gusta el queso. Y Paca le replica que sí, que efectivamente les gusta el queso, pero no el de Cabrales.